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Densidad ósea y osteoporosis

En adultos todos los procesos biológicos tienen lugar en un estado de equilibrio. Con la salud ósea y su densidad ocurre lo mismo. Sin embargo, el sistema esquelético es algo más lento a la hora de «corregir» para mantener ese equilibrio, debido a la estabilidad y rigidez de la composición ósea.

Añadir hueso nuevo y cambiar el antiguo es un proceso fisiológico normal que tiene lugar en todos nuestros huesos. Cuando necesitamos añadir fuerza a un hueso, nuestros osteoblastos añaden más mineralización.

Osteoblast

Figura A: Un osteoblasto en equilbrio.
Figura B: Tras un aumento de estrés mecánico el osteoblasto se esparce y desarrolla una nueva capa de contenido mineral óseo.

Cuando necesitamos eliminar hueso viejo, las células llamadas osteoclastos se encargan de reducir la cantidad de minerales presentes en el hueso. Es un proceso similar a echar ácido a algo.

Osteoblast

Figura A: Osteoclasto en equilibrio
Figura B: Osteoclasto elaborando enzimas y otros químicos para degradar y eliminar contenido mineral óseo.

Ambos tipos de células están activas todo el rato, combinando su actividad en lo que llamamos la «remodelación ósea». Este proceso se encarga de reestructurar el hueso según las demandas del entorno.

Cuando cargamos un hueso con una resistencia externa (por ejemplo levantar un peso) y repetimos esta actividad una larga duración, los osteoblastos van añadiendo poco a poco calcio, magnesio, manganeso y fósforo a los huesos. De estos elementos, el calcio y fósforo tienen una importancia especial ya que los elementos clave en hidroxiapatita, que comprende el 50-70% del volumen del esqueleto humano. Es importante remarcar que esta adición de elementos tiene lugar alrededor de las líneas de estrés producidas por la carga externa.

El hueso adulto aumenta o disminuye su densidad a lo largo de esas líneas de estrés. Dichas líneas causan una deformación suave en la arquitectura mineral del hueso. Cuando los cristales óseos de «doblan» por la carga externa, tiene lugar un efecto piezoeléctrico. Este efecto estimula a las células óseas a elaborar más materiales óseos para reforzar la arquitectura del hueso.

Piezoelectric

Figura A: Cuando el fémur de carga verticalmente, la cabeza y cuello experimentan muchas diferencias de tensión y compresión.
Figura B: La carga de diferencias entre tensíon (+) y compresión (-) promueve la actividad de osteoclastos y osteoblastos, respectivamente.

Este efecto microeléctrico es parte de una compleja cascada de eventos biomecánicos que contribuyen al depósito de hueso. En respuesta de un estímulo externo:

  • Se segrega calcitonina y activa osteoblastos
  • Osteoclastos segregan osteoides (un compuesto de colágeno, condroitín sulfato y osteocalcina)
  • Los cristales de hidroxiapatita se depositan en la matriz ósea
  • La calcificación del hueso tiene lugar cuando los iones de calcio y de fosfato pasan del torrente sanguíneo al tejido óseo.

Por un lado, los osteoclastos, que también están afectados por el efecto piezoeléctrico o la descarga, hacen su trabajo de eliminar material óseo en regiones con poco estrés de compresión. Al mismo tiempo, los osteoblastos depositan material nuevo en las partes que soportan cargas de ese mismo hueso. Es un equilibrio que varía según la demanda externa.

La hormona que media esto es la paratiroidea, que estimula a osteoclastos e inhibe osteoblastos. La función opuesta la tiene la calcitonina.

Pero hay circunstancias en las que el equilibrio entre osteoblastos y osteoclastos puede resultar destructivo para la salud ósea. La circunstancia peor es la inactividad o el estilo de vida sedentario.

Si no hay cargas externar en el esqueleto, predomina la actividad de los osteoclastos. La gente que no se mueve demasiado no experimenta cargas de compresión en sus huesos. De hecho, la vida moderna nos permite/obliga sentarnos y tumbarnos demasiado, reduciendo la carga vertical del esqueleto. Eso quiere decir que el estrés del sistema óseo de una persona sedentaria se reduce drásticamente. Estar sentado en lugar de estar de pie hace que la carga en tus piernas sea menos de la mitad, y la dirección de ese «estrés» no es vertical. La reducción habitual y prolongada de las cargas esqueléticas conducen a una patología prevenible: la osteoporosis.

La osteoporosis es una enfermedad que cursa con pérdida de contenido mineral óseo y lleva a una debilidad en la microarquitectura del hueso, haciéndolo susceptible a fracturas. El hueso se vuelve más poroso (de ahí su nombre). Un hueso osteoporótico sería comparable a una tiza, fácil de romper.

Más allá de la simple pérdida de contenido mineral, la primera fase de esta patología es la osteopenia: pérdida de células óseas activas. Esta pérdida de células que producen hueso nuevo y reparan el dañado se correlaciona con una actividad sin carga (estilo de vida sedentario). La osteoporosis afecta al 25% de las mujeres y al 5% de los hombres mayores de 65 años. Pero no es un problema de la edad. Muchas personas de a partir de 40 años ya presentan una reducción de la densidad mineral en sus huesos.
Los efectos avanzados de la osteoporosis son extremadamente difíciles de recuperar- Desafortunadamente, en el momento en el que el problema físico de manifiesta, el daño óseo es elevado y, muchas veces, debilitante.

Osteporosis

Figura A: Hueso normal. Denso.
Figura B: Hueso osteoporótico y osteopénico. Poroso y frágil.

La osteoporosis conlleva un gasto en sanidad pública y privada. Además, hay otros muchos costes además de los financieros: reducción de calidad de vida, depresión, pérdida de movilidad, pérdida de independencia y mortalidad. En geriatría, las fracturas de cadera por osteoporosis pueden llevar a una dependencia permanente o, incluso, mortalidad.

La osteoporosis no se suele identificar hasya que la salud física se ha deteriorado (fracturas espontáneas). Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para evitarla.

La solución más simple para evitarla, pero que la mayoría de gente no quiere oír: ejercicio con cargas. Hay una fuerte relación entre fuerza en cadera y masa muscular magra y la ausencia de osteoporosis. Levantar pesos puede combatirla y, para los que ya la padecen, puede ayudar a ralentizar la progresión e incluso recuperar algo de mineralización perdida.

Otras formas de ejercicio pueden ayudar a mantener la densidad ósea. Sin embargo, el excesivo catabolismo de deportes de larga distancia, la falta de carga en deportes como natación o bici, o las actividades «vamos a hacer ejercicio fácil», no pueden producir adaptaciones para el mantenimiento y refuerzo de la arquitectura ósea.

Traducido de CrossFit.com
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